El pasado miércoles mi co-curadora y yo fuimos informadas de una decisión tomada por la alta administración y la dirección de Michigan State University (MSU) en relación a la exhibición Diasporic Collage. Se nos fue transmitido el mandato de que la exhibición debía ser “adaptada” o censurada. La razón que ha provocado esta determinación es la pieza de la artista Alia Farid “Piquete en el capitolio”. La obra basada en una fotografía de archivo de 1973 del periódico “El Mundo” (que fue adquirida por el MSU Broad Museum en octubre de 2023) fue trasladada a una pared menos visible, en la sala de exhibición, con la intención de que no fuera avistada desde la entrada, aunque desde un inicio no lo era. Además, se nos solicitó que se añadiera un texto adicional a la entrada de la galería que sirviera como advertencia e indicara que se trata de una exposición de profesores/investigadores/multi-institucional. Su intención es hacer entender que la exhibición está EN el Broad, pero no necesariamente ES DEL Broad. Esta acción implica distanciar al museo del trabajo de su propia curadora, Dalina Perdomo Álvarez, y además enmarca la obra de Farid como intrínsecamente problemática.
Aclaro que tanto yo como las co-curadoras nos opusimos a este mandato y al hecho de que la exposición se cambiara sin nuestro consentimiento, acción que llevaron a cabo 30 minutos después de haber sido informadas. Además, entendemos que el cartel colocado a la entrada de la galería es irresponsable y reduccionista al enmarcar la exposición y la obra basándose en una imagen de hace 51 años. Las curadoras no hemos creado ni aprobado este texto y rechazamos esta extralimitación. La labor curatorial forma parte del discurso protegido y el diseño de esta exposición es una expresión de libertad académica. Forzar la reorganización de la exposición es un acto de censura del trabajo profesional de las curadoras. ¿Qué precedente sienta esto para futuras exposiciones en la MSU Broad? ¿Puede la dirección de la universidad modificar las producciones intelectuales y los trabajos curatoriales de su profesorado y su personal sin el debate y la aprobación de los mismos? Esta exposición fue profundamente investigada y meticulosamente preparada en el transcurso de un año y medio (esto sin contar que fue programada y reprogramada desde 2018, debido al historial del Broad como lugar que ha desdeñado el trabajo de artistas y curadores de color). La pieza de Farid fue presentada a varios comités universitarios y del museo, a partes interesadas, a grupos de estudiantes y profesores y ha tenido quizás el mayor escrutinio de cualquier pieza en la historia del Broad. No obstante, todo este trabajo ha sido desestimado en un debate unilateral.
Dado que no tenemos comunicación directa con los que toman las decisiones (debido a su falta de transparencia) y no hay rendición de cuentas por la serie de actos perjudiciales de la MSU y el MSU Broad Museum, debemos resignarnos a escribir esta declaración y esbozar nuestro disgusto con el trato a nuestra exhibición, les artistas, nuestro trabajo intelectual, y nuestra comunidad. Si no podemos contrarrestar las demandas de la dirección de la universidad, exigimos que se añada un texto adicional en la pared y una señalización que refleje la censura a la curaduría, los cambios no consensuados realizados en la exhibición y cómo esto infringe la libertad académica y la expresión artística. Queremos que este texto y la señalización se añadan antes de que la galería se abra al público.
También exigimos que la administración de MSU se disculpe públicamente por la atmósfera descaradamente racista y poco acogedora que nuestres artistas, comunidad, curadores y colaboradores soportaron el viernes 13/9/24 en el Broad Museum. Se nos mintió cuando se nos dijo que la cancelación del evento no se debía al contenido de ninguna de las exhibiciones, sino más bien a cuestiones de personal y capacidad. Exigimos responsabilidades por la cancelación del evento y la falta de transparencia en torno a la decisión de hacerlo, así como por la forma en que nuestro grupo (compuesto principalmente por personas negras) se vio obligado a utilizar la entrada de servicio del museo (y muchos fueron rechazados directamente), mientras que los visitantes principalmente blancos, donantes, miembros de la junta, y socios se les permitió utilizar la entrada principal del museo.
Como co-comisaria de Diasporic Collage, Directora del Centro de Estudios Puertorriqueños, y PI del Mellon Diaspora Solidarities Lab exijo la rendición de cuentas y el reembolso total de todos los gastos asociados con viajes, alojamiento, honorarios, y honorarios para todas las partes interesadas, así como otros gastos asociados con la exhibición. Además, exijo transparencia: deberíamos saber de dónde proceden estas preocupaciones y quién las ha planteado a la administración para que podamos mantener el necesario diálogo abierto que requiere esta situación. Si una persona (o personas) puede apelar a la dirección de la universidad en secreto y desencadenar este nivel de censura y a su vez nos ponen en la posición de ser censurados, despedidos, disminuidos, avergonzados públicamente, entonces no puede haber nada del diálogo abierto y la comunicación que la administración de MSU dice que desea tan profundamente. ¿Por qué no se ha invitado a nuestra comunidad de académicos a una conversación tras estas decisiones irresponsables?
La cultura de la universidad la establecen sus administradores. La administración dice que su intención es crear un espacio para la conversación y la comunicación, pero esto no puede ocurrir mediante estas formas de censura, etiquetado y trato despectivo. No estoy convencida de que se puedan mantener conversaciones productivas cuando no se ha consultado en ningún momento a los investigadores, comisarios, profesores, financiadores y estudiantes de posgrado que han ayudado a producir esta exposición. Se trata de una cultura universitaria irrespetuosa y cobarde que esconde la mano mientras tira la piedra.
Traducido por Windy Cosme.